30 de septiembre de 2012

Volando en el aire, sin pisar sueños.

Hace un rato terminé de ver una película. Y me llamó mucho la atención el discurso de un personaje, el principal para ser exacta. Hablaba sobre el cargar una mochila, imaginaria por supuesto. Con todas las cosas que son parte de nuestra vida, absolutamente todas. La casa, los electrodomésticos, la ropa, los cajones, todo. Y agregar a las personas que nos rodean. Los vecinos, compañeros de trabajo, amigos de amigos, amigos, tíos y tías, primos y primas, hermanos y hermanas, padres, esposos, novias o novios. Desde los menos importantes hasta los mas cercanos. E imaginar las tiras en nuestros hombros, pesadas por los compromisos, las responsabilidades. Por todo lo que llevamos dentro. Y lo que más pesa para él son las relaciones con los demás.
Su filosofía de vida es la de vaciar esa mochila, despojarse de todo lo que resulta una carga. Pero el error que comete es la de cargarse él mismo únicamente. Mientras menos pesa, mejor se puede caminar.
Pero ¿qué sentido tiene el caminar solo en la vida?
Otro de los personajes principales le replica que su forma de vida (viajes de trabajo los 365 días del año) es una coraza que él mismo provoca para no afrontar la realidad. No tener tiempo para las relaciones, porque cargan emociones sobre nosotros. Conformarse sólo con encuentros casuales, sin perder la exagerada autonomía. Pero muchas veces, eso hace que en algún momento, nuestra mochila vacía pese más, aun sin contenido alguno. Ya no es la mochila lo que nos oprime hacia la tierra, sino nosotros mismos sobre nuestras emociones. Esas que nunca dejamos surgir se vuelven nuestro propio peso.
Durante el transcurso de la película, el personaje reflexiona sobre su vida en general, los viajes, la familia, el empleo, los sentimientos.. Entonces es cuando busca cambiar, busca volver a cargar su mochila. Ahora sólo con las personas que quiere conservar para toda la vida, aquellos momentos que lo llenan de felicidad. Porque es ésta la que hace que la carga sea leve, es el amor lo que nos hace soportar el peso de nuestras emociones, es la esperanza la que nos hace caminar hacia la vida.
Pero el protagonista no tuvo tanta suerte al querer incluir en su vida aquella relación que mantenía casualmente en su, podríamos decir, "anterior" vida o camino.
Lo que me lleva a reflexionar es que a veces tenemos oportunidades para cargar nuestra mochila y no las aprovechamos. Necesitamos un golpe en la cabeza, algo que nos haga ver realmente lo que llevamos en nuestras espaldas, y si es lo que queremos cargar el resto de nuestras vidas.. esperando, siempre esperando, que nunca sea demasiado tarde.

29 de septiembre de 2012

Dame razones que mi razón no entienda, para creer que hay motivos que me motiven a razonarte.

23 de septiembre de 2012

Entre el amor y el desamor, ¿cuántos corazones rotos hay?
Entre el bien y el mal, ¿cuántos caminos existen?
Entre el blanco y el negro, ¿cuántos grises formamos?
Entre hacer lo correcto y hacer lo que queremos, ¿cuántas oportunidades perdemos?
Entre un si y un no, ¿cuántas opciones tenemos?
Entre ver y creer, ¿qué es lo que verdaderamente hay?
Entre locura y realidad, ¿qué estamos dispuestos a seguir?
Entre ser y estar, ¿podemos ser sin estar? ¿o estar sin ser?

18 de septiembre de 2012

Pretérito perfecto simple y terminado.


Hasta hace un tiempo mi corazón intentaba recuperar aquello que lo hacía delirar, palpitar en extremo. Hoy puedo decir que ya se cansó. Se cansó de esperar algo que sabe que no ocurrirá. Se cansó de los sueños frustrados, de las desilusiones, de las señales mal interpretadas. Mi mente sabe que el pasado no puede volver siendo el mismo, por eso estaba decidido desde que el amor se fugó.
Hoy puedo decir (y me alegra hacerlo) que ya no es sólo la cabeza, la mente la que quiere cambiar de camino, sino también mi corazón. Y cuando éste está decidido, no se debe esperar.
Por lo tanto, a disfrutar del presente, que es lo único real. Sin pretender que el pasado arruine mi futuro.

12 de septiembre de 2012

Quiero caerte del cielo, ser tu estrella, que fugaz por la noche juega con tus lunares, y de día te desvela con sus sonrisas.

2 de septiembre de 2012

Intento escapar de lo que me hace mal.
Si, ya lo se. No es la mejor opción, pero es lo único que me vuelve a la realidad. Si no intentara escapar del dolor, no me sentiría viva. Si no escapara de vos, me encontraría... No quiero encontrarme, no quiero ver en el reflejo de tus ojos otra vez a esa pobre chica que se ilusionó una vez más, creyéndose enamorada. Ella fue muy ingenua, se dejó atrapar por tu hablar, se dejó acariciar por tus miradas. Pero no escuchó con atención tus palabras... con ellas le decías todo, prácticamente le relatabas el final.
Por eso huyo, huyo de mi misma, aunque te busque en cada rincón de mi vida. Huyo hasta que sólo seas polvo en mis sueños y no mi príncipe inalcanzable. No quiero compartir el cariño que te tengo, con el dolor. No parecen compatibles, pero así mismo van de la mano. El cariño lo di yo, el dolor vos.
Sólo pienso que aceptaría vivir con aquel dolor, mientras vos estés presente. Yo te daría mi cariño incondicional, como siempre lo fue... desde que soñé con que algún día existieras de verdad.